GUÍA ESPIRITUAL DE ADVIENTO



El Adviento se nos presenta en la liturgia como un jardín de una variedad exuberante:
- variedad en cuanto a la modulación interna de las cuatro semanas (a veces tres y un poco más) que dura este tiempo sagrado;
- variedad en cuanto a los elementos que integran el ritmo de la liturgia: lectura de la Escritura, responsorios, antífonas, oraciones, preces, prefacios, lecturas breves, himnodia (deficiente en nuestras lenguas)…, que son verdaderos manatiales de espiritualidad;
- variedad en cuanto a celebraciones populares asociadas a la liturgia.
Aquí prestamos atención a algunos elementos tan solo.
Añadimos que en medio de esta riqueza intrínseca a los textos de Adviento este año se da uan circunstancia especial que debe impregnar el Adviento: el hecho de encontrarnos, a los 50 años del Concilio, en el Año de la Fe.


Lo que  es el Adviento

- Tiempo de silencio e interiorización; tiempo de contemplación, tiempo de intimidad.
- Tiempo primaveral espiritualmente para impregnarse de la voz mesiánica de los profetas.
- Tiempo de la tríada figurativa de la Historia de la salvación: Isaías, Juan Bautista, María Virgen.
- Tiempo, por excelencia, de la Virgen María, para meditar en su concepción virginal, en su obediencia de fe, en su divina maternidad salvación para el mundo.
En la exhortación apostólica Marialis cultus (1974) escribía el Papa Pablo VI: “De este modo, los fieles que viven con la Liturgia el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo, se sentirán animados a tomarla como modelos y a prepararse, "vigilantes en la oración y... jubilosos en la alabanza", para salir al encuentro del Salvador que viene. Queremos, además, observar cómo en la Liturgia de Adviento, uniendo la espera mesiánica y la espera del glorioso retorno de Cristo al admirable recuerdo de la Madre, presenta un feliz equilibrio cultual, que puede ser tomado como norma para impedir toda tendencia a separar, como ha ocurrido a veces en algunas formas de piedad popular el culto a la Virgen de su necesario punto de referencia: Cristo. Resulta así que este periodo, como han observado los especialistas en liturgia, debe ser considerado como un tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor: orientación que confirmamos y deseamos ver acogida y seguida en todas partes” (n. 4). Quedémonos, pues, con la idea de que el tiempo litúrgico mariano es no es precisamente el mes de mayo (devoción popular), sino el mes de diciembre, el tiempo de Adviento.
- El Adviento es el Tiempo de las Posadas – los días de las antífonas de la O – una devoción popular muy arraigada en México, con la rotura y estallido de la “piñata” en medio de la algarabía de los niños, que da un sentido cristiano a la espera de la Navidad.
- ¿Sería mucho pedir a los seminarios y centro de formación para la vida religiosa que las jóvenes generaciones aprendan las Antífonas de la O, en latín como nacieron hace muchos siglos, que tan bien reflejan la espera mesiánica de Jesús?
- Sí es Adviento cristiano muy delicado la Corona de Adviento y el preparar el Belén familiar y el Belén Parroquial de cara a la Navidad.

FR. RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, OFMCAP

Guadalajara, Jalisco, Fiesta de San Andrés, 2012.

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