¿Por qué nos hacemos hermanos capuchinos?


Al hacernos hermanos capuchinos nos hacemos portadores de un proyecto global que tiende a mejorar las condiciones de vida y de fe de pueblos enteros. No nos “hacemos” capuchinos solo para nosotros mismos, sino para vivir nuestro carisma fraterno y testimoniarlo en medio de un determinado pueblo, allí donde hemos nacido o donde nos hemos insertado por divina inspiración y con el mérito de la santa obediencia, siempre compartiendo las condiciones sociales de la gente humilde y de los pobres del lugar.

El “entregarse a la fraternidad”, exige un verdadero y personal camino de descentralización, un pasar de mi proyecto personal al de la fraternidad. Lo que verdaderamente cuenta y caracteriza nuestra opción de vida es la entrega total e incondicional de uno mismo al ideal salvífico de Dios.
Uno de los valores que hay que perseguir dentro de este estilo de vida es el de la disponibilidad, incluso cuando ésta nos cuesta, conscientes de cuanto san Francisco escribe en la Carta a toda la Orden: “Nada de vosotros retengáis para vosotros mismos a fin de que enteros os reciba el que todo entero se os entrega.”

Nuestra vida se hace bella y sensata precisamente a partir de esta dimensión de entrega incondicional, dimensión que estamos llamados a asumir a conciencia.


Nuestros valores son:

La opción por la vida fraterna en minoridad
Quien elige nuestra vida, elige en primer lugar hacerse hermano menor. Somos una Orden de hermanos según la “revelación” que hizo el Señor a san Francisco, dándole hermanos y mostrándole que debía vivir según la forma del Santo Evangelio. Por eso nuestras Constituciones afirman: “Vivir como hermanos menores, el uno para el otro, es elemento primordial de la vocación franciscana. De ahí que la vida fraterna sea siempre y en todas partes exigencia fundamental del proceso de la formación.” (Const. n. 23, 4)

La dimensión contemplativa
La reforma capuchina surgió a partir de un deseo profundo de regresar a los eremitorios y lugares apartados que favorecen un encuentro de tú a tú con Dios. Nuestras Constituciones nos invitan a “dar prioridad a la vida de oración, principalmente la contemplativa” (Const. 4,3). El estar prolongadamente en la presencia de Dios, dedicándole tiempo y afectos ha hecho más viva la capacidad de percibir los sufrimientos de los demás.

Cercanos a los pobres
Nuestras Constituciones no se cansan de remachar en dos aspectos fundamentales de nuestra opción por la vida franciscana de pobreza: “practicar una pobreza radical, tanto personal como comunitaria, junto con el espíritu de minoridad” (Const. 4, 3)
Con frecuencia los pobres son incómodos y es natural que experimentemos en nosotros el deseo de evitarlos. Precisamente por esto estamos llamados a realizar un largo camino de conversión para aprender a ser sus compañeros de camino y aliviar sus penas.

Vida austera
Es característico de nuestra Orden el espíritu de penitencia, mediante una vida austera; nosotros, en efecto, hemos elegido, a ejemplo de Cristo y de san Francisco, una vida estrecha. En una sincera revisión de nuestro estilo de vida apuntando a una solidaridad efectiva.

Misión
Asumir tareas misioneras en fraternidad y promover en todas partes el espíritu fraterno, involucrando a las personas para afrontar y resolver juntos los desafíos que están por delante es parte integral de nuestro carisma.

Iniciación
La iniciación en nuestra vida se plantea en función de ser hermano, mientras que la formación específica está en función del hacer del hermano. El camino formativo comporta necesariamente un camino de transformación o más bien una con-formación con un modelo de vida, tal como nos ha sido propuesto por Jesucristo mismo y por san Francisco. El carisma franciscano capuchino no es un ente abstracto, sino que se encarna en personas individuales.
Quien elige nuestra vida está llamado a dejar a sus espaldas toda una realidad de afectos y de posibilidades, para abrazar otras nuevas que no siempre se avienen de inmediato. Nos hacemos hermanos capuchinos por amor, por el Evangelio, por Dios…

0 Response to "¿Por qué nos hacemos hermanos capuchinos?"

Publicar un comentario

powered by Blogger | WordPress by Newwpthemes | Converted by BloggerTheme