Ser capuchino?



Ser capuchino es una forma, muy concreta, de ser franciscano en la Iglesia. La vocación capuchina consiste en vivir al cien por cien la llamada de Dios hacia esta senda.

Ser capuchino exige donación total. Aunque los tiempos hayan cambiado, la vocación capuchina conlleva el darse del todo. El ser capuchino exige sacrificio, mucho sacrificio porque se trata de darnos en nuestro tiempo, en nuestro afán, en la oración, en nuestros proyectos, en nuestra vida entera.

Ser capuchino es intentar seguir de cerca a Francisco de Asís. Se precisa seguirlo de cerca para no perder el espíritu del Poverello, el carisma con el que fue adornado para la edificación de la Iglesia de Cristo.

Ser capuchino es tener como norma de vida el Santo Evangelio. Siempre debemos de convertirnos al camino que nos señala el Evangelio de Jesús.

Ser capuchino es enamorarse totalmente de Cristo. Es seguirlo. Es imitarlo. Es buscarlo en todo momento. Es reaccionar como El reaccionaría. Es tener sus mismo sentimientos hacia los demás.

Ser capuchino es esforzarse en dar prioridad a la vida de oración, principalmente contemplativa. El capuchino debe de rezar horas y horas, sin descanso. La oración es el alimento de su espíritu para darse del todo en una vida escondida en Cristo.

Ser capuchino es cultivar la vida fraterna. Es servir a la fraternidad desgastándose por ella, desviviéndose por ella, entregándose por ella. El capuchino evangeliza desde la fraternidad.

Ser capuchino es ser menor. Menor quiere decir humildad en la vida diaria. La minoridad consiste en vivir desde la perspectiva de los pequeños. Minoridad es vivir con gozo entre los pobres, débiles, enfermos.

Ser capuchino es ceder muchas veces, no luchar por puestos altos. Ser capuchino es ser manso y humilde.

Ser capuchino es no dejarse vencer por el orgullo.

Ser capuchino es amar a todas las criaturas del universo. Es amar, en primer lugar, a los hombres y mujeres de nuestro mundo, sin hacer distinciones. Ser capuchino es vivir cercanos a la gente sencilla.

Ser capuchino es ser desprendido. Es ser amante de la pobreza franciscana. Ser capuchino es denunciar con la propia vida que no hay que dejarse vencer por el consumismo, por los ídolos del tener y del acumular.

Ser capuchino es ser humilde con todas las personas que nos rodean. Ser capuchino es ser amantes y respetuosos con la jerarquía de la Iglesia. Ser capuchino es tener en alta estima a los sacerdotes, no porque sean buenos, sino por el mismo hecho de serlo.

Ser capuchino es optar por una vida de penitencia gozosa. Ser capuchino es servir a todos los hombres con espíritu de minoridad y alegría. Ser capuchino es conformarse con el último puesto, sin intentar escalar en la vanidad de los rangos sociales.

Ser capuchino es ser buscador constante de Dios. La tarea prioritaria del capuchino es la de gastar toda su vida para mayor gloria de Dios a través del servicio generoso y paciente a los hermanos.

Ser capuchino es buscar el último lugar en la comunidad, sometiéndose a toda humana criatura por Dios.

Ser capuchino es esforzarse en la observancia de las Constituciones para cumplir así mejor la Regla franciscana prometida.

Ser capuchino es negarse mucho a uno mismo para darse del todo en las cosas del reinado de Dios. Para ello se precisa tener un gran amor a la vocación capuchina. Es agradecer mucho al Señor esta vocación. Es cuidar, cultivar, defender esta llamada de Cristo mediante la fiel cooperación, la prudente vigilancia y la oración constante.

Ser capuchino es esforzarse al máximo en ser franciscano teniendo en cuenta los signos de los tiempos de nuestros días.

  Hno. Jesús Lucas Rodríguez

1 Response to "Ser capuchino?"

  1. Anónimo says:

    "Deus Meus Et Omnia"
    Francisco

Publicar un comentario

powered by Blogger | WordPress by Newwpthemes | Converted by BloggerTheme