• Imagen 1 Nuestro Carisma
    Los Capuchinos somos la rama más joven de los franciscanos, remontándonos a 1525…

Te invito un capuchino...




Tomando las redes sociales como instrumento de evangelización, el hno. Néstor Wer, de la viceprovincia mexicana de Hermanos Capuchinos, ha lanzado la iniciativa “Te invito un Capuchino”, que busca ser una presencia franciscana en el continente digital, un modo de interacción entre religiosos y laicos que favorezca la unidad, un espacio para conocer la vida de algunos hermanos capuchinos que lleve a la comunión, y una manera difundir  el carisma franciscano-capuchino como autentica expresión del Evangelio.

A través de una serie de entrevistas se pretende crear un diálogo que lleve a la verdad y a los verdaderos valores de nuestra Iglesia Católica desde el testimonio de cada uno de los  Hermanos Capuchinos invitados. Los invitados reflejan la pluralidad del carisma franciscano-capuchino.

Las entrevistas se realizarán algunos viernes de febrero y marzo a las 5.30 pm, hora de México. El día 8 de febrero estará presente el P. Pablo Jaramillo, misionero en Texas, EUA.  El 15 Mons. Donald Lippert, obispo en Papua Nueva Guinea. El 22 el P. Rufino M. Grández, predicador, poeta y bloggero.  En marzo 1 el P. Hugo Mejía, definidor general de la Orden Capuchina. El 8 el P. Elías Cabodevilla, promotor mundial de la vida de San Pío de Pietrelcina. El 15, Mons. Jesús E. Sádaba, obispo en Aguarico, Ecuador. Y el 22, el P. Antxon Amunarriz, teólogo español.

La transmisión de las entrevistas será en vivo a través de www.capuchinos.org  y por nuestro canal de youtube. Esperamos que aceptes esta invitación y te tomes un capuchino con nosotros.

Capuchinos en 
Facebook   /   Youtube  / Twitter   /  Google +

"Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización"



10 Puntos sobre el mensaje de Benedicto XVI 
para la 47 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales


1. Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada, favorecen formas de diálogo y de debate que, llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la verdad, pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de la familia humana. 

2. El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las personas se sienten implicadas cuando han de construir relaciones y encontrar amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten competencias y conocimientos. Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre.


3. Los medios de comunicación social necesitan del compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica; de personas que tratan de cultivar formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de quien está implicado en el proceso comunicativo. 

4. Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. 

5. La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es necesaria no tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos. 

6. En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo. 

7. Para quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe, la respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el significado de la vida -que están presentes en las redes sociales- se encuentra en la persona de Jesucristo. 

8. Las redes sociales, además de instrumento de evangelización, pueden ser un factor de desarrollo humano.

9. Debe de haber coherencia y unidad en la expresión de nuestra fe y en nuestro testimonio del Evangelio dentro de la realidad en la que estamos llamados a vivir, tanto si se trata de la realidad física como de la digital. Ante los demás, estamos llamados a dar a conocer el amor de Dios, hasta los más remotos confines de la tierra.

10. Rezo para que el Espíritu de Dios os acompañe y os ilumine siempre, y al mismo tiempo os bendigo de corazón para que podáis ser verdaderamente mensajeros y testigos del Evangelio. «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15).

Ser capuchino?



Ser capuchino es una forma, muy concreta, de ser franciscano en la Iglesia. La vocación capuchina consiste en vivir al cien por cien la llamada de Dios hacia esta senda.

Ser capuchino exige donación total. Aunque los tiempos hayan cambiado, la vocación capuchina conlleva el darse del todo. El ser capuchino exige sacrificio, mucho sacrificio porque se trata de darnos en nuestro tiempo, en nuestro afán, en la oración, en nuestros proyectos, en nuestra vida entera.

Ser capuchino es intentar seguir de cerca a Francisco de Asís. Se precisa seguirlo de cerca para no perder el espíritu del Poverello, el carisma con el que fue adornado para la edificación de la Iglesia de Cristo.

Ser capuchino es tener como norma de vida el Santo Evangelio. Siempre debemos de convertirnos al camino que nos señala el Evangelio de Jesús.

Ser capuchino es enamorarse totalmente de Cristo. Es seguirlo. Es imitarlo. Es buscarlo en todo momento. Es reaccionar como El reaccionaría. Es tener sus mismo sentimientos hacia los demás.

Ser capuchino es esforzarse en dar prioridad a la vida de oración, principalmente contemplativa. El capuchino debe de rezar horas y horas, sin descanso. La oración es el alimento de su espíritu para darse del todo en una vida escondida en Cristo.

Ser capuchino es cultivar la vida fraterna. Es servir a la fraternidad desgastándose por ella, desviviéndose por ella, entregándose por ella. El capuchino evangeliza desde la fraternidad.

Ser capuchino es ser menor. Menor quiere decir humildad en la vida diaria. La minoridad consiste en vivir desde la perspectiva de los pequeños. Minoridad es vivir con gozo entre los pobres, débiles, enfermos.

Ser capuchino es ceder muchas veces, no luchar por puestos altos. Ser capuchino es ser manso y humilde.

Ser capuchino es no dejarse vencer por el orgullo.

Ser capuchino es amar a todas las criaturas del universo. Es amar, en primer lugar, a los hombres y mujeres de nuestro mundo, sin hacer distinciones. Ser capuchino es vivir cercanos a la gente sencilla.

Ser capuchino es ser desprendido. Es ser amante de la pobreza franciscana. Ser capuchino es denunciar con la propia vida que no hay que dejarse vencer por el consumismo, por los ídolos del tener y del acumular.

Ser capuchino es ser humilde con todas las personas que nos rodean. Ser capuchino es ser amantes y respetuosos con la jerarquía de la Iglesia. Ser capuchino es tener en alta estima a los sacerdotes, no porque sean buenos, sino por el mismo hecho de serlo.

Ser capuchino es optar por una vida de penitencia gozosa. Ser capuchino es servir a todos los hombres con espíritu de minoridad y alegría. Ser capuchino es conformarse con el último puesto, sin intentar escalar en la vanidad de los rangos sociales.

Ser capuchino es ser buscador constante de Dios. La tarea prioritaria del capuchino es la de gastar toda su vida para mayor gloria de Dios a través del servicio generoso y paciente a los hermanos.

Ser capuchino es buscar el último lugar en la comunidad, sometiéndose a toda humana criatura por Dios.

Ser capuchino es esforzarse en la observancia de las Constituciones para cumplir así mejor la Regla franciscana prometida.

Ser capuchino es negarse mucho a uno mismo para darse del todo en las cosas del reinado de Dios. Para ello se precisa tener un gran amor a la vocación capuchina. Es agradecer mucho al Señor esta vocación. Es cuidar, cultivar, defender esta llamada de Cristo mediante la fiel cooperación, la prudente vigilancia y la oración constante.

Ser capuchino es esforzarse al máximo en ser franciscano teniendo en cuenta los signos de los tiempos de nuestros días.

  Hno. Jesús Lucas Rodríguez



.

Un día sagrado ha brillado para nosotros.
Vengan, naciones, y adoren al Señor, porque
hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra.


Nuestra vida es...


powered by Blogger | WordPress by Newwpthemes | Converted by BloggerTheme